viernes, 27 de marzo de 2009

Pinball Wizard Vol. 3



A veces pasa

No hay cosa que más me reviente que esos personajes que pasean por el mundo como si su vida fuese perfecta, no es que tenga envidia o resentimiento, sino que no me lo creo. Este tipo de gente me parece un fraude, una estafa de la que se debe huir como alma que lleva el diablo. El motivo es que se trata de elementos peligrosos, tipos que esconden bajo una carcasa su verdadera sentimentalidad, que estarían dispuestos a todo para demostrar lo bueno que es lo suyo y lo malo que está lo demás. Lo curioso del caso es lo que descubrí hace tiempo, bastan unos instantes a solas, de confesión, para que se derrumben y canten la Traviata explicando todos los problemas que arrastran. Cuestiones, que por otro lado, nos afectan a todos. Lo que sucede es que hay algunos que no se aceptan, que no son capaces de admitir que todos tenemos altibajos.

Lo que más me molesta es cuando te cuentan su vida incidiendo en aquellos aspectos que saben que a ti te van mal, no hay nada como pasar un pequeño bache para que vengan a restregarte lo ideal que es lo suyo. No es que defienda que haya que ser un amargado, pero con lo que no puedo es con la felicidad constante. Únicamente son felices constantemente los niños y los retrasados, por lo tanto, desconfiad de aquellos que sean el reflejo de la perfección. Desde mi punto de vista es sinónimo de mentira, de gente que oculta bajo esa capa las miserias más bajas de la condición humana.

Dos son los ejemplos que me vienen a la cabeza a la hora de recibir la paliza de estos personajes: el primero en relación a la pareja, si te ven un poco cabizbajos o conocen que has tenido una pequeña discusión, inmediatamente aprovechan la oportunidad para, con todo su morro, plantarte en la cara la increíble historia de su vida. Que si nosotros somos muy felices, que si que bien me lo monto con Menganita, que si nuestra vida es ideal. ¡Y una mierda! Eso no hay dios que se lo crea.
El otro ejemplo hace alusión a la tecnología. Estos personajillos, en cuanto se compran la típica chorrada como un portátil, una cámara digital o una agenda electrónica no pierden comba para jactarse de las excelencias de su nuevo producto. Tú, con cara de circunstancia aguantas el chaparrón a sabiendas que el que tienes delante está intentando ponerte los dientes largos. ¡Qué ganas de mandarle a la mierda! De pegarle una colleja y pedirle que te deje vivir en paz, si no fuese por los convencionalismos de la educación.

Desde aquí reivindico el derecho universal a estar de vez en cuando de bajón, de tener días reflexivos en los que no te apetece hablar con nadie, de estar a tu bola pensando en tus cosas. ¿Por qué aquellos que somos más introspectivos somos tachados de asociales o raros? ¿No resulta más extraño estar todo el día soltando chorradas sin reparar en quién escucha y en si a éste le interesa?
Por favor, un poco de sentido común. Menos estupideces y pido, con toda la educación que me queda, que la gente procure no tocarme los cojones que bastante tengo con lo mío. ¡He dicho!

Nacho Valdés

3 comentarios:

Muchacho_Electrico dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, querido colega. Enhorabuena por tu artículo y muchas gracias por seguir colaborando puntualmente en el blog

futureve dijo...

¡¿Pero que te pasó ese día!?
La verdad es que me identifico muchísimo con todo lo que expones, además te imagino diciéndolo de palabra y aún me gusta más.
A la mierda los que no tienen problemas!!!!

Sergio dijo...

Creo divisar el nacimiento de este enfurecido rio de lava....